miércoles, 7 de abril de 2010

Crónica de una tarde de deporte.

Desde que tengo uso de razón, grito un NO rotundo al deporte. No es que me opongo al ejercicio físico; sé que es saludable mantenerse en movimiento y todo eso, pero ¿deporte por deporte? No entiendo por qué la gente hace deporte. No lo entenderé nunca. Ok, quizá sea porque estudio música (Sí, no sólo Abel estudia una carrera copada) y las clases de gimnasia en el colegio o los años de mi infancia en los cuales mis padres cumplieron su cuota de responsabilidad paterna mandandome a un club, me ayudaron a entender que tenía tanto talento para el voley como Pablito Ruiz para esconder su homosexualidad.
Hace casi dos meses, las circunstancias de la vida (los 21 años, la ley de gravedad, mi afición a la merienda) me llevaron a inscribirme en un club. Y hoy reflexioné. Entonces ahí estaba yo. 1 metro 70 de mina, envuelta en improvisadas ropas elásticas y pro- deportivas que hallé exprimiendo mi placard. Soquetitos blancos y zapatillas Converse (¿sabían que esta marca y modelo de zapatillas, queda bastaaante relegado a la hora de escoger un calzado deportivo? Bueno, yo no), dispuestos a desmoronar uno de los postulados más fuertes que gesté en mi corta vida.
No hizo falta tanto atuendo específico, mi cara y cuerpo de nueva, me delataban. En el horario en el que me presenté, la mayoría de los muchachos vestía unas musculosas cuya sisa llegaba hasta el ombligo y gran parte de las chicas optaba por conjuntos deportivos perfectamente combinados. Ahora bien, hablando de las mujeres, quiero detenerme en algo en particular. Es posible reconocer a las habitué del lugar si reparamos en su característica expresión que a gritos dice: ¿¡POR QUÉ MIERDA NO NACÍ CON PITO?! No sé por qué desde que entré tengo la sensación de que muchas están ahí para compesar su falta de oportunidades intelectuales con un buen culo.
Ojo, no todos ahí tienen el cuerpo de Ned Flanders sin camisa, pero incluso las asiduas amas de casa con sus desactualizadas y abundantes cabelleras, te hacen sentir "fuera de lugar". De repente pienso: "Loco, tengo mejor cuerpo y menos edad que esas señoras. No me voy a intimidar. Voy a ir a ese aparatejo cuya funcionalidad desconozco y me voy a tomar los minutos que necesite hasta comprender cómo se utiliza" , pero no! Lo que esas señoras no tienen de firmeza abdominal, lo tienen en sociabilidad y de carácter. ¡Obstinadas abasalladoras de aparatos!
Yo no quiero eso. Yo quiero llegar a ese lugar, ponerme mis mp3 y hacer todo con el menor grado de interacción humana posible. No tengo nada que ver con ese ambiente. No llego sonriendo a buscar a mis compañeras de bicicleta fija; no saludo a los profes; no me pongo en bolas en el vestuario; mis zapatillas no rechinan en ese piso; no me compro Gatorade!
Picture yourself: bicicletas fijas. Yo hacía más o menos 10 minutos habría empezado. Bien. Mis antenitas de vinil detectan que se aproxima a la zona uno de los profesores de turno. Me las rebusco para inventar 2376243 mantras que lo alejen de mí y que disipen esa incipiente interacción. Mano en el hombro. Tarde. "Señorita, cómo le va?" "Qué? Ehm...bien, bien", contesto sacándome desesperadamente los auriculares, "Bueno, yo soy el profe de la tarde" "Ah, bueno...". No sé cuál habrá sido mi cara, pero traducida en palabras seguramente hubiera dicho algo así como "Flaco, tocá de acá porque te quemo todo el ginacio, te quemo". ¡ENCIMA SON SOCIABLES! ¡ME APELAN!

Sí, yo sé que no es un problema lo que planteo. El problema soy yo, y el 90% de las cosas que dije son totalmente refutables. Pero qué le voy a hacer? Me embolan los gimnasios, el deporte, el olor a club, todo.
Entonces: deportes, para qué? (?)

Escribí medio resignada, medio furibunda, escuchando esto:

3 comentarios:

  1. Deportes para:
    1_ Creer que le podés ganar a la gravedad y a las decadas.
    2_ Para con decadas y gravedad encima conseguir un pito medianamente joven.
    3_ Si no tenes un grupo social, conseguir uno con el cual el viernes a la noche te juntes a hablar del gim y de lo amarga que es la pendejita esa que nunca se saca los auriculares(?).
    4_ Para tener esos abdominales que el abdominaiser nunca te van a dar.
    5_ Porque el deporte que praticás te gusta.
    6_ Para sentir que podes correr el San Matín sin morir en el intento (proviiiiinciaaaaaa)
    7_ Se me acabaron las ideas.

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  2. La próxima que vayas, fijate un Condenado muy popular que seguramente no falta: los vigoréxicos levantan las pesitas esas (mancuernas se llaman, ¡mancuernas!) justo enfrente del espejo y se miran mientras resoplan y fruncen el ceño (y el culo, se puede inferir). Las caras que ponen, mezclas cambalachescas de esfuerzo mentiroso (no pesan nada esas boludeces) con Hulk ni bien terminó de transformarse, son tan odiosas que te hacen recapacitar y abandonar ese antro de perdición.

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  3. ... y fumarte un cigarro en la parada del bondi.

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